martes, 3 de octubre de 2017

(V)ida.



Un día en el que intentaba seguir mi camino, sin esperarlo, mi alma se rompió a cachos. Se rompió tanto que tuve que detenerme unos segundos. Detenerme para reflexionar, coger aire y no mirar atrás. Bueno sí, mirar atrás para ver todo el camino que habia recorrido sola. Y qué grata sorpresa. Pasito a pasito y poco a poco había recorrido mucho más de lo que esperaba haber hecho. 

 Cogí todas las fuerzas que estaban en mi interior y tiré para adelante para poder continuar y llegar al final del camino.

Todos sabemos que el camino está lleno de obstáculos, algunos más fáciles que otros; unos más intensos que te llegan al alma hasta doler y otros que ni lo rozan, pero la vida es lo que tiene, es así. Te pone pruebas y obstáculos para que aprendas y sin duda alguna continues hacia delante. 

"Ser fuerte es intentar estar bien cuando lo ves imposible y seguir luchando".

lunes, 6 de marzo de 2017

Después de varios años retomo mi blog... quizás solo para escribir esta entrada, ya que es la única manera en la que puedo expresar lo que siento.

Estoy en esos días en los que no me encuentro. Esos días en el que me duele el pecho del agobio interno que siento y tengo que respirar hondo para no llorar. Y aún así acabo llorando.

Me encuentro en el momento de bajada de una montaña rusa, ese en el que se quedó atascada y no puede subir.

La pregunta es ¿porqué?, porque me siento incomprendida. Me siento incomprendida por la persona que más me importa.
Si os soy sincera,realmente no me siento valorada por decirlo de alguna manera, no me siento querida, no siento su calma en mis noches oscuras, ni su cariño cuando tengo miedo... y realmente me duele. Me duele que a pesar de la distancia que hay entre nosotros, de la barrera que nos separa, no me sienta junto a él, como si fueramos uno. De esos que van cogidos de la mano afrontando todo lo que les vendrá. Incluso he llegado a pensar más de una vez que esa distancia que tanto nos mata, nos acabe matando de verdad.
Y no me pregunteis por qué, porque realmente no lo sé. Quizás sea la distancia o el amor que todo lo puede.

A veces me siento fuerte, y otras me siento muy débil. Tan débil... que al expresar todo lo que siento se me saltan las lágrimas.

No se si me entenderéis o no, solo son  pensamientos e ideas que rondan por mi cabeza.
¿Pero sabéis qué? que lo quiero. Y eso es lo más importante.

jueves, 25 de febrero de 2016

Nunca he tenido tantos altibajos sentimentales. Sabía que te tenía... que te tenía en lo más alto de mis sentimientos y emociones y de repente, para mí, todo se cayó de un simple soplido.

sábado, 20 de febrero de 2016

Hoy mis sábanas gritan tu nombre. Tu olor se desprendió desde aquel día que decidiste marchar.
Todavía me hallo en el borde de la cama preguntándome el por qué te fuiste, y no encuentro respuesta...
El día que decidiste que la distancia fuera el mayor límite entre nosotros, se me cayó el alma a pedazos...  Me creía que ni la tan jodida distancia podía separar todo el amor que teníamos para darnos, que podíamos ser capaces de aguantar toda piedra que se cruzase en nuestro camino para después sentir una inmensa satisfacción al cruzar nuestro camino juntos, la sensación de verte, de vernos, una inmensa felicidad. Y así, poder disfrutar cada segundo, minuto, y hora a tu lado, ese tiempo que hemos estado luchando para estar juntos de nuevo...

Yo me creía tantas cosas... Me creía que en tu lado de mi cama siempre estarías tú para abrazarme y poder dormir... me creía que estarías para darme los buenos días y alegrarme las mañanas... y me creía que ese olor que desprendían las sábanas al sentirte nunca se iría. Estaba tan confiada, que todo se esfumó en unos simples minutos, sin esperarme esa reacción.

Y que pena la mía, estar en el borde de la cama,  pensando día y noche el por qué necesitabas olvidarme, el por qué tenías que abandonar tu lado de mi cama...

Todavía duermo en mi lado de la cama, esperando que algún día vuelvas a abrazarme, y a sentir tu olor, ese olor y sensación que mis sábanas llaman a gritos....

domingo, 8 de febrero de 2015

Reflexiones

Cambios. Ha habido tantos cambios este año... tantos, que me hace reflexionar en todo lo que ha cambiado mi vida hasta ahora.
Este año 2014 no ha sido muy bueno para mí. He tenido tantos problemas: mi ex, mi familia, mis estudios... Y superarlos todos a la vez ha sido algo que me ha costado la vida. Me volvía loca. Realmente ni yo sé como he podido. No sabéis lo que es tener que sacar fuerzas tú misma de no se donde. Que quien de verdad te importaba no te apoyara en nada, y tener la culpa de todo. Tener que aguantar día tras día. Problemas en casa, grandes, y apoyar a alguien de mi familia por lo mal que lo estaba pasando, al igual que yo, y tener que seguir adelante por no vernos caer; y a todo eso le añadís los estudios. Yo misma me he tenido que levantar porque nadie me ha ayudado. Ha sido muy duro para mí. He aprendido mucho, lo que creía que era mi felicidad, no lo era.
Si, felicidad, esa que todos creen que depende de alguien, pero no lo es.

Este año mi vida ha dado un vuelco muy grande. Todo ha acabado mejor gracias a toda mi familia. En los peores momentos es cuando se sabe quién realmente está a tu lado, y la familia ha estado unida para superar todo lo que ha venido, y todo lo que nos quedará por venir. Y los amigos, esos que siempre están y que son parte de tu familia.

No creáis que es fácil escribir estas cosas para expresar todo lo que piensas y sientes, pero es una manera de desahogarte, de relajarte.

Finalmente, no quiero acabar estas reflexiones sin decir que siempre hay que ser positivos, y que todo se consigue con ánimo, fuerza y constancia.

martes, 18 de noviembre de 2014

Y otra vez vuelvo a soñar contigo.

Y otra vez vuelvo a soñar contigo. Y las que me quedan. Desgraciadamente, o por suerte. Y otra vez vuelvo a soñar contigo. Y no con tus besos y tus caricias, sino con tus ganas. Tus ganas de estar conmigo. Esas que se perdieron en el vacío, y no se por qué. Y otra vez vuelvo a soñar contigo. Desde hace mucho que no lo hacía. La nostalgia me reconcomió el corazón. Ese corazón que murió después de ti. Y otra vez vuelvo a soñar contigo. Y era un sueño extraño. Sí, como todos los que tengo. Y otra vez vuelvo a soñar contigo.  Y era un sueño diferente. Por lo menos ahora que ya no estoy contigo. Y otra vez vuelvo a soñar contigo. Y no se por qué. Quizás quiera recordarte a través de mis sueños. O quizás no. Y otra vez vuelvo a soñar contigo. Y otra vez me acuerdo de ti. Una y otra vez. Sin más. Quizás quiera  tenerte en mi cabeza  de nuevo. En mis sueños. Y otra vez vuelvo a soñar contigo. Y otra vez vuelvo a pensarte. A pensar todo lo vivido, todo lo sufrido, y todo lo que te quise. Y otra vez volví a sentir la esperanza de que hicieras algo por mi. Aunque solo fuera un sueño. Y otra vez vuelvo a soñar contigo. Y me repetiré las veces que sean necesarias. Que si,que soñé contigo. Y otra vez vuelvo a soñar contigo. Y seguiré soñando las veces que hagan falta. Mi mente no te controla.  Y otra vez vuelvo a soñar contigo. Y por suerte o por desgracia, me gustó. Y una vez más volví a soñar contigo. Y una vez más, era sólo un sueño.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Mi propia felicidad.

Decidme la verdad, ¿no os ha pasado nunca que os ha hecho falta que alguien os recordara lo mucho que valeis para que te dieras cuenta de lo que eres realmente?. Porque a mi sí que me ha pasado, y no me lo han recordado queriendo. Es más, sino me hubiera hundido en pena. No me valoro como es debido.
Quizás por el simple hecho de haber dado tanto por alguien, sin recibir  y sin esperar nada, que llegué a un momento en el que ni me reconocía. No sabía quién era, ni en quién me había convertido. No sabía todo lo que era capaz de hacer y de privarme por alguien. Superé todos los límites que yo creía poder alcanzar. Y la cosa es que me daba igual. No me importaba estar así, sufriendo y dándolo todo, para nada. Que gran equivocación, dar toda tu felicidad a alguien que no te la daba a tí.

Y sí, llegué al punto de ser un alma en pena, sin rumbos, sin ganas. Esa persona no era yo, me había rasgado el alma, y aún así seguía dándole todo lo que podía de mí. No sé como pude. Que pena de mí, o de la persona que no supo valorarme.

Me sentía tan mal conmigo misma, que gente cercana me tuvo que recordar quien era, y lo que valía como persona. Tenía que aprender a quererme a mí misma y a pensar que ese no era el camino correcto. Mi felicidad no tenia que depender de nadie, y menos de alguien así. Que por mucho que me doliera, tenía que salir de ahí ya. Sí, me dolía a pesar de todo, me dolía haber hecho todo lo que hice y que no hicieran lo mínimo por mí. 

Me merecía a alguien mejor, que me respetara, me apoyara y aportara positividad en mi vida. 
Y al fin, después de tanto y tanto pensar, me di cuenta gracias a quien me lo recordó, que lo estaba haciendo mal, muy mal, que había aceptado lo que era y había caído rendida a sus pies, de mala manera, pero lo había hecho y eso tenía que acabar. Me dí cuenta de quién fui realmente y de quién era. Y esa, no era la que yo quería ser. En parte. 

Miré por mí, aunque fuera un poquito más de lo que solía hacer, y saqué como pude fuerzas para sacar a esa persona de mi vida, por lo menos, del sitio de dónde estaba. Tenía que superar y aceptar que fuimos lo que fuimos, pero que no lo seríamos más.

Aún estoy en intento de superación, pero al menos estoy en busca de mi propia felicidad.