sábado, 7 de abril de 2012

Sólo con tu mirada.


Porque la primera mirada lo dice todo; esa mirada que se te queda clavada durante unos segundos sin querer apartarla de tu vista, esa que en tan solo milésimas de segundos te hace sentir mariposas por todo el cuerpo, te hace temblar; la que con tan solo verla te muestra millones de sentimientos, esa que te quedas hipnotizado horas y horas y sin darte cuenta, desaparece.
Tú nunca has sentido tantas cosas con tan solo una mirada e intentas encontrarla de nuevo por todos los medios para ver si es cierto lo que te estaba pasando, ya que enamorarte de una simple mirada no es algo que suela pasar habitualmente, es como un flechazo que se te queda clavado para toda la vida.
Un día, te levantas de la cama, y al asomarte al balcón, se te fijan los ojos en esa mirada que viste en un momento y que tanto sentiste. Ella, te responde con otra mirada y con una sonrisa, y tu corazón late más y más rápido pero una vez más, desaparece.
A la tercera va la vencida, entonces tú muy decidido vas en busca de esa mirada, en busca del encanto que hay detrás de esos ojos y de esa sonrisa, y al encontrarla por tercera vez, te das cuenta de que ya no es la misma, que tiene la mirada perdida y no te mira fijamente, ya no te muestra tantas mariposas como  lo hacía antes y ya no sientes lo mismo que la primera vez que la viste, no sabes porque en tan solo un instante ha pasado de encantarte y ser lo mejor que te ha pasado a no sentir nada. No sabes si ha cambiado ella, o el que ha cambiado has sido tú.
 Porque una mirada no dice nada, pero al mismo tiempo lo dice todo.